
La rosácea es un trastorno inflamatorio crónico y progresivo que se manifiesta a lo largo de un espectro de subtipos, cada uno con características clínicas y necesidades de tratamiento distintas. Desde el enrojecimiento y la aparición de vasos sanguíneos de la rosácea eritematotelangiectática (ETR) hasta los pápulos y pústulas de la rosácea papulopustulosa (PPR), clasificar erróneamente los subtipos puede llevar a terapias ineficaces (por ejemplo, antibióticos recetados para rosácea vascular) o a la progresión de la enfermedad. MEICET’s Pro-A Analizador de Imágenes Cutáneas, con sus capacidades de imagen multi-espectral, proporciona a los clínicos los datos detallados necesarios para distinguir subtipos, asegurando una atención dirigida que aborda las causas raíz y previene la agravación.
Identificación de Características Vasculares vs. Inflamatorias
Los subtipos de la rosácea están definidos por sus características dominantes—vasculares, inflamatorias o una combinación—and the Pro-A modos de imagen aíslan estas características con precisión:
- Imagen con luz polarizada destaca la dilatación vascular, característica distintiva de la ETR. Visualiza telangiectasias finas (vasos sanguíneos dilatados) y eritema persistente (enrojecimiento) que respeta áreas protegidas del sol, distinguiendo la ETR de otras afecciones. En modo polarizado, la ETR aparece como una red de líneas rojas (telangiectasias) superpuestas a un enrojecimiento difuso—señalando la necesidad de láseres vasculares, gel de brimonidina o tópicos antiinflamatorios (por ejemplo, ácido azelaico).
- Imagen UV detecta porfirinas, subproductos fluorescentes de la actividad de Cutibacterium acnes, que se relacionan con PPR. Los niveles elevados de porfirinas en modo UV indican participación microbiana, confirmando PPR y guiando el tratamiento con antibióticos (tópicos o orales) o agentes antimicrobianos (por ejemplo, metronidazol).
- Imagen RGB mapea pápulas (protuberancias sólidas) y pústulas (lesiones llenas de pus), exclusivas de PPR. Estas lesiones aparecen como estructuras elevadas y bien definidas en modo RGB, distinguiendo PPR de ETR, que no presenta tales características.
Considere un paciente que presenta enrojecimiento facial y antecedentes de "brotes eruptivos". Pro-A escaneos revelan:
- Luz polarizada: telangiectasias generalizadas y enrojecimiento difuso (características vasculares).
- Imagen UV: fluorescencia moderada de porfirinas (actividad microbiana).
- Imagen RGB: pápulas dispersas en las mejillas (características inflamatorias).
Esto confirma rosácea mixta (ETR + PPR), guiando un plan combinado: láser vascular para tratar las telangiectasias, metronidazol tópico para reducir los porfirinos y ácido azelaico para calmar la inflamación, asegurando que se traten todos los componentes activos.
Diferenciar presentaciones de solapamiento y atípicas
Muchos pacientes presentan subtipos solapados o características atípicas, lo que requiere un diagnóstico matizado. La Pro-A análisis integrado de mide cada componente, asegurando que ningún aspecto quede sin atender:
- Rosácea fímica , un subtipo poco común caracterizado por engrosamiento de la piel (por ejemplo, rinofima), presenta evidencia RGB de textura irregular y engrosamiento, junto con cambios vasculares visibles con luz polarizada. Este subtipo requiere isotretinoína o corrección quirúrgica junto con tratamientos antiinflamatorios.
- Rosácea ocular , que afecta los ojos, puede correlacionarse con hallazgos faciales: Pro-A escaneos que muestran ETR en las mejillas suelen acompañarse de síntomas oculares (por ejemplo, sequedad, enrojecimiento), lo que sugiere derivar al oftalmólogo.
- Rosácea atípica en tonos de piel más oscuros puede presentar hiperpigmentación postinflamatoria (PIH) que enmascara la rojez. Pro-A los escaneos revelan cambios vasculares con luz polarizada y porfirinas en UV bajo el pigmento, confirmando la rosácea y guiando tratamientos para abordar tanto la inflamación como la PIH.
Una paciente con piel oscura y "protuberancias faciales" se somete a Pro-A escaneo:
- RGB muestra pústulas y PIH (enmascarando la rojez).
- La luz polarizada revela dilatación vascular subyacente.
- La imagen en UV muestra altos niveles de porfirinas.
Esto confirma PPR con PIH, guiando un plan con antibióticos tópicos (para reducir las porfirinas), antiinflamatorios (para calmar la vascularidad) y aclaradores (para tratar la PIH), evitando un diagnóstico erróneo de acné.
Seguimiento de la Respuesta a Terapias Dirigidas
El manejo de la rosácea requiere ajustes continuos, ya que los subtipos pueden evolucionar con el tiempo (por ejemplo, ETR progresando a PPR). El Pro-A los escaneos de seguimiento miden objetivamente el éxito del tratamiento:
- Para pacientes con ETR que reciben terapia con láser vascular, los escaneos con luz polarizada registran la reducción de la densidad de telangiectasias y eritema, confirmando si el láser está actuando eficazmente sobre el sistema vascular.
- Los pacientes con PPR que utilizan antibióticos presentan menor fluorescencia de porfirinas UV y recuento de pápulas en imagen RGB, lo que indica que la actividad microbiana está controlada. Esto guía el momento adecuado para pasar a tratamientos tópicos de mantenimiento (por ejemplo, ácido azelaico), evitando así la resistencia a antibióticos.
- Los pacientes con subtipos mixtos presentan métricas combinadas: reducción del enrojecimiento en luz polarizada (respuesta vascular) y de porfirinas UV (respuesta inflamatoria), confirmando que el plan de tratamiento está abordando ambos componentes.
Un paciente con ETR tratado con gel de brimonidina tiene posteriormente Pro-A escaneos que muestran una reducción en la rojez de la luz polarizada, confirmando que el medicamento está funcionando. Cuando escaneos de seguimiento realizados mucho tiempo después revelan nuevas pápulas y un aumento en los porfirinos UV (desarrollo del PPR), el clínico añade metronidazol tópico, adaptándose al subtipo en evolución.
La Pro-A la imagen multiespectral transforma el diagnóstico de la rosácea de una evaluación subjetiva a un proceso basado en datos. Al distinguir los subtipos, medir su solapamiento y hacer un seguimiento de la respuesta, permite a los clínicos ofrecer una atención dirigida y eficaz que prevenga la progresión, reduzca los síntomas y mejore la calidad de vida de los pacientes con esta condición tan desafiante.